¡Ora, hasta que por fin... perfectamente...
Aquí está ella!
Tengo la locura exactamente en la cabeza.
Mi corazón estalló como una bomba de a tostón,
Y mi cabeza tuvo un sobresalto que subió por el espinazo...
¡Gracias a Dios que estoy loco!
¡Que todo cuanto di se me volvió basura,
Y, como escupitajo tirado al viento,
Se esparció libremente por mi cara!
¡Que todo cuanto fui se me enredó en los pies,
Como la arpillera para encostalar ninguna cosa!
¡Que todo cuanto pensé me hace cosquillas en la garganta
Y quiere hacerme vomitar sin haber comido nada!
Gracias a Dios, porque, como en la borrachera,
Esto es una solución.
¡Vaya, encontré una solución, y fue necesario el estómago!
¡Encontré una verdad, la sentí con los intestinos!
Poesía trascendental, ¡ya la hice también!
Grandes raptos líricos, ¡también ya por acá pasaron!
La organización de poemas relativos a la vastedad de cada
asunto resuelto en varios-
Tampoco es novedad.
Tengo ganas de vomitar, y de vomitarme...
Tengo una náusea que, si pudiera comerme el universo para
vaciarlo en la pila, lo comería.
Con esfuerzo, pero sería para un buen fin.
Al menos para un fin.
Y así como soy no tengo ni fin ni vida.
Álvaro de Campos
Traducción del portugués, Mario Bojórquez